Cantabria es mar, montaña, ríos, vegas, huertas y esta diversidad geográfica hace posible su cultura gastronómica propia. Sus fértiles tierras, sus extensos valles que alimentan un ganado autóctono y una cultura tradicional aún hoy muy arraigada hacen de esta tierra sea una tierra de sabores.
Miremos por donde miremos, encontramos sabores auténticos en la gastronomía local. La carne de res tiene un reconocimiento internacional y su propia Indicación Geográfica Protegida, y no es de extrañar, pues la riqueza de esta tierra alimenta a las reses con la mejor materia prima. Si miramos al mar, encontramos también el marisco capturado en las frías y agitadas aguas de nuestro mar Cantábrico y a todo un segmento pesquero que se remonta de antaño.
Anchoa de Santoña
No es por nada que la conserva de la anchoa cántabra también sea reconocida internacionalmente y cuente con el sello de Calidad Controlada.
En Cantabria son varias las Denominaciones de Origen existentes, por ejemplo, en el ramo de los quesos, nos encontramos con los quesos DO Picón de Bejes-Tresviso, la de Cantabria y los quesucos de Liébana. Quesos que se distinguen por su cremosidad y como no, por el uso de la leche de las vacas autóctonas Tudancas, Pardo-Alpinas y Frisonas.
Sobaos
Otra Indicación Geográfica Protegida es la de sus famosos Sobaos Pasiegos, cuya elaboración artesanal se ha preservado durante años, empezando en las casas tradicionales hasta el día de hoy donde existen auténticos obradores artesanales que mantienen la receta y tradiciones vivas de esta pastelería tan especial.
Los Sobaos pasiegos se producen precisamente allí, en los Valles Pasiegos una zona de Cantabria que destaca por sus extensos valles verdes y hermosos paisajes. Una receta sencilla, pero de admirar, ya que es el sabor de la sencillez su mayor distintivo.
La típica comida cántabra es de cuchara. De hecho, por toda su geografía, encontraremos deliciosos platos en los que las legumbres y verduras son los protagonistas, como los cocidos lebaniegos (hechos a base de garbanzos), el cocido montañés (a base de alubias) o los caricos (un tipo de alubia roja) con chorizo.
La cocina tradicional cántabra sigue siendo muy apreciada, pero la gastronomía local ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos y con la inmejorable materia prima de la región no sorprende que hoy en día existan multitud de restaurantes con gran reconocimiento y que varios restaurantes se hayan colado en la prestigiosa guía Michelin. Sin ir más lejos, los restaurantes Annua, de Óscar Calleja, y El Cenador de Amós, de Jesús Sánchez, han conseguido recientemente su segunda estrella Michelin colocándose como dos de las mejores casas españolas.
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