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Etson Guevara Yangua

TLÁLOC EL DIOS AZTECA EN SANTILLANA DEL MAR

Actualizado: 8 mar

Tláloc en Náhuatl significa “Pulque de la tierra” o “el que yace en la tierra”, era el dios de la lluvia, una de las divinidades agrícolas más importantes del panteón mesoamericano, responsable de la fertilidad, de los tiempos de lluvia, de los rayos y de las tormentas.

Era el dios que daba la vida y hacía germinar las semillas y era también el encargado de enviar castigos, desastres, tempestades y terremotos, por esto Tláloc era el principal responsable de innumerables y terribles sacrificios humanos, especialmente de miles de niños, cuyas lagrimas mientras eran llevados al sacrificio vaticinaban buenos tiempos de lluvia, pero.... ¿Qué tiene que ver este dios de la lluvia con Santillana del Mar?


Para saberlo nos tenemos que dirigir a la calle del río, al término de la calle cantón prácticamente frente el famosos abrevadero de Santillana, donde encontraremos las casas de los Cossio y los Quevedo, construidas en los últimos años del siglo XVII, al principio eran dos casas adosadas e independentes, pero con el paso de los años las dos casas se unificaron en una sola, manteniendo los nombres de los dos propietarios, como toda casa nobiliaria, mantienen en su fachada sus portentosos escudos, destacando el de los Cossio que entre sus armas es sostenido por dos grandes leones.

Si nos fijamos bien, debajo del escudo, sobre la puerta, entre los dinteles, las pilastras y el balcón montañés de hierro, podemos encontrar un altorrelieve en forma de una misteriosa máscara, esta máscara es una representación del dios Tláloc, lo podemos reconocer por sus ojos saltones y por las dos serpientes que se introducen en su boca y se enroscan sobre su cabeza.



Este altorrelieve es un guiño a la cultura Azteca y mesoamericana, pero sobre todo es un giño a una superstición, que, tras la conquista, los conquistadores adoptaron de los Indígenas cuya costumbre era poner sobre la puerta de sus casas a este dios para honrarlo y para pedir su protección, ya que Tlaloc era un dios terrible y temible y había que estar siempre en comunión con él.


La tradición popular dice que, esta superstición probablemente pudo haber llegado a esta señorial casona de Santillana del Mar, por José de Cossío Barreda, benefactor de esta casa, que había sido designado por el rey en el cargo de oidor en el Consejo de las Indias, la organización más importante de la administración en los territorios españoles de América y Filipinas, asesoraba a los virreyes en sus funciones ejecutivas y judiciales.

Como si estuviera siguiendo esta antigua costumbre indígena Jose Cossio, posiblemente fue quien habría mandado a poner al dios Tláloc sobre la puerta de la casa pasando ahí desapercibido durante muchos años.


Hoy en día, este peculiar altorrelieve, atrae a muchas miradas curiosas, que motivadas por el libro “Puerto escondido” de la escritora Gallega María Oruña, dejan correr su imaginación pues es un personaje clave para resolver los crímenes de la novela.

Hoy en día también en la casa Cossío se alberga un obrador, y suele ofrecer a los visitantes la posibilidad de degustar un exquisito “sobao" con leche, quizá sin saberlo haciendo alusión a otro significado (del lado bueno del nombre de Tláloc) el "néctar de la tierra".



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